Foto: Alejandra Melideo.
22.11.16
NEW YORK. Ya de regreso a casa, os escribo haciendo tiempo en el aeropuerto JFK. Detrás he dejado unos días inolvidables en los que no me he separado de Valentí San Juan y Horacio Cabilla. Juntos hemos vivido una experiencia que recordaremos toda la vida, con anécdotas y momentos muy intensos. La Transcumbres Mtb, mucho más allá de una competición por las montañas de Córdoba, ha supuesto para mí una manera diferente de vivir el ciclismo. He conocido, convivido y aprendido de grandes personas. Sin la presión de tener que disputar la carrera, he podido relajarme más que nunca, gozando en inmejorable compañía de cada uno de los momentos. He sido feliz, acompañando a Valentí en su esfuerzo, compartiendo momentos delante del ordenador con Horacio y Alejandra, dándolo todo mano a mano con Lito Oviedo, en la camilla con Rubén y Tomi o charlando en la cabaña con Cristian, Eva, Nico, Omar, Ariel, La Chancha, Jordi, Pedro, Sergi, Jesús… Me he sentido muy valorado y querido por todos. Ninguna carrera hasta hoy se me había hecho tan corta. No quería que se acabase nunca. Hasta pronto amigos, muchas gracias por todo.
Foto: Horacio Cabilla.
Foto: Horacio Cabilla.
Aprovechando la escala en Miami.
Por las calles de Buenos Aires. Foto: Valentí Sanjuan.
Impresionante el recibimiento en La Costanera. Foto: Cristian Schualle.
Buenos Aires-Córdoba, 800 kilómetros.
Caminata nocturna con Cristian nada más llegar.
Etapa 1. Camino al Champaquí (2.884 m) el pico más alto de la provincia de Córdoba. Foto: Horacio Cabilla.
Tormenta de granizo.
Peleando junto a mi compañero de viaje Valentí Sanjuan.
Caminata interminable en Pueblo Escondido. Foto: Alejandra Melideo.
La Alma siempre impecable gracias a José de Másquebici.
Foto: Alejandra Melideo.
Otro ciclismo. Foto: Alejandra Melideo.
Horacio editando.
Las montañas de Córdoba como si no hubiéramos pasado.
Latiendo en La Bombonera.